EL SENTIMIENTO DE CULPA POR ENGAÑAR
El sentimiento de culpa por engañar se refiere a una manera de sentirse respecto de las mentiras que se han dicho, pero no a la cuestión legal de si el sujeto es culpable o inocente.
El sentimiento de culpa por engañar debe distinguirse del que provoca el contenido mismo del engaño. Supongamos que en Pleito de honor, Ronnie hubiese robado efectivamente el giro postal. Quizá tendría sentimientos de culpa por el robo en sí, se consideraría a sí mismo una persona r u in por haber hecho eso.
Pero si además le ocultó el robo a su padre, podría sentirse culpable a raíz de haberle mentido: éste sería su sentimiento de culpa por engañar.
Para sentirse culpable por el contenido mismo de una mentira no es preciso sentirse a la vez culpable de mentir.
Imaginemos que Ronnie le hubiese robado a un compañero de colegio que hizo trampas en un examen o en una competencia escolar a fin de ganarle: Ronnie no se sentiría culpable de robarle a un condiscípulo malévolo como ése, y hasta podría parecerle una venganza apropiada; pero seguiría teniendo sentimientos de culpa por engañar a su padre o al director del colegio en caso de ocultar el hecho. Tampoco la paciente Mary sentía culpa por sus planes de suicidarse, pero sí por mentirle a su médico.
Al igual que el recelo a ser detectado, el sentimiento de culpa por engañar es de fuerza variable. Puede ser leve, o tan intenso que luego la mentira falle porque dicho sentimiento de culpa hace que el mentiroso se autodelate o dé alguna pista sobre su embuste. Cuando se vuelve extremo, el sentimiento de culpa por engañar resulta atormentador, minando los sentimientos de autoestima básicos del que lo padece. Para aliviarse de él, es muy posible que busque confesar su engaño, a pesar de que haya grandes probabilidades de que lo castiguen. Más aún, el castigo puede ser justamente lo único capaz de aminorar sus sentimientos de culpa y el motivo de que confiese.
Algunos referentes del tema son:
1. Desde hace miles de años numerosos investigadores se han fijado en el lenguaje corporal, Cicerón (106-43 a.c) fue un filosofo romano el cual escribió que las acciones del cuerpo eran "los sentimientos y las pasiones del alma" se dio cuenta de que en la comunicación no solo intervienen las palabras, si no también otros elementos no verbales , como la postura, los gestos o las muecas.
2. Charles Darwin es un gran teórico de la
biología y referente inevitable de la
“Teoría de la Evolución” expuesta en
1859 en su libro “El Origen de las
Especies”, el cual revolucionó el campo
científico de la mayoría de disciplinas
de aquel entonces. Después de la
publicación de su libro “El Origen de
las Especies”, un año posterior publica
otra obra titulada “Expresión de las
Emociones en los Animales y en el
Hombre”, Darwin recolectó durante mas de 30
años observaciones sistemáticas sobre
como los animales y los hombres en
diversas culturas expresaban diferentes
tipos de emociones.
Las dos conclusiones
principales del texto son:
1) que la
expresión de ciertas emociones
humanos son innatas y universales,
2) y
que nuestras emociones son producto
de la evolución y por ende compartidas
en cierta medida con otros animales
“hasta el punto que podemos
reconocer con facilidad algunas de
estas emociones en el chimpancé que
vemos en el zoo e, incluso, en nuestro
perro o gato mientras se pelea o juega
en el jardín” (Fernández & Laboratorio
de Emociones de la UMA, 2009).
Paul Ekman
Cómo detectar mentiras
Una guía para utilizar en el trabajo, la política y la pareja

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